sábado, 11 de abril de 2020

¿Y ahora?

Hoy amanecí algo nostálgica, y es que hasta antes de toda esta situación, tenía muy en claro cuál sería mi futuro, personal, familiar y profesional, la búsqueda de un mejor futuro y oportunidades laborales, y personales donde tendría y cuál sería mi mejor opción en cuanto a mis inversiones económicas, y es más, ya tenía trazada la ruta “al éxito” de un emprendimiento por el que apostaba el todo por el todo, con mejoras continuas que han sido proyectadas desde hace algún tiempo…
Pero dejénme que les cuente a detalle...
Luego de decidir tomar el riesgo de no renovar contrato con la empresa con la que hasta diciembre del 2019 había mantenido un vínculo laboral por motivos estrictamente personales, (en realidad, el principal motivo, fue el dejar de sentir pasión por ese proyecto, y ojo, no porque no tuviera futuro, o porque no pudiera con la responsabilidad de jefatura, sino porque es muy cierto que uno no renuncia al trabajo, renuncia a su jefe, y aunque me duela admitirlo, ahora entiendo lo mucho que me equivoque como jefe en los últimos años, pero al mismo tiempo, descubrí lo mucho que aprendí para lograr ser un mejor profesional, descubriendo habilidades que no sabía que tenía, y descubriendo cual es mi talón de Aquiles, para poder aprender y mejorar aún más, teniendo como nueva meta personal, ser un jefe con el que todos quieran trabajar).
Así que en navidad y sin empleo, empecé por lo que para la mayoría es la primera opción, y siempre la más fácil, apostando por una opción segura, buscar trabajo, y no demoré mucho en encontrar opciones válidas y valiosas en mercados nuevos, que si bien es cierto, implicaban grandes cambios, como el trasladarme de ciudad, empezar en sectores poco conocidos para mí (en experiencia profesional) y con varios factores en contra (como la recesión del sector principalmente) eran opciones totalmente válidas y extremadamente convenientes para mí.
Así que decidí lanzarme a la piscina nuevamente en enero, descubriendo en el camino una noticia que cambiaría nuevamente mi toma de decisiones al respecto, (y no porque fuera una decisión personal, sino porque “mis opciones” tomaron la decisión más dolorosa de manera unilateral) y es que en el mes de enero, logre 2 opciones laborales, y todo iba bien, es más, ya tenía fecha de inicio y el contrato listo, hasta que en el examen médico de ingreso, descubrimos (juntos) que estaba embarazada. En ambos casos las empresas retrocedieron con sus ofertas, y no porque tuvieran una mejor opción, sino por el simple hecho de que “mi estado” les generaría una “perdida” a largo plazo, pues tendrían que darme descanso de maternidad, y contratar un reemplazo, hecho que si bien es cierto es obligatorio por ley, se pueden ver distintos recursos laborales, pero bueno… decidí que si no querían a mi bebé, yo no querría trabajar para una empresa que discriminara, así que tuve que desistir de ésta primera opción, casi por decisión unilateral.
Siendo así y viendo un futuro en el que nadie me contrataría por mi estado, y conversando con mi esposo, decidimos poner sobre la mesa toda nuestra experiencia laboral y profesional (y es que ambos somos comerciales) y hemos ayudado a desarrollar empresas, hemos visto crecer y morir empresas, por no seguir un buen plan estratégico, hemos visto relaciones familiares destruidas por peleas internas entre socios, hemos visto quebrar empresas, por no seguir los consejos comerciales que brindamos como asesores; además hemos estado en rubros tan diversos y variados, que decidimos escoger un rubro que conociéramos, que consideramos tiene una buena proyección en el mercado, y éste orientado al crecimiento personal y profesional de todos los involucrados, y empezamos con el proyecto…
Pero la historia aún no inicia, pues en todo el proceso de armar lo necesario, (planes, estrategias, estudios y análisis de mercados, proyecciones de ventas, factibilidad, etc.) nos agarró la cuarentena, sin poder hacer absolutamente NADA, pues alquilamos la casa el sábado, y el domingo nuestro presidente nos mandó a casa, y con la casa alquilada, y con compras hechas, pues ya habíamos mandado a hacer el mobiliario que necesitamos, nos quedamos en stand by…
Decidir emprender, es un gran riesgo, si, pero justo analizando un futuro menos promisorio, no sólo para nuestro proyecto, sino también para los distintos mercados, y para la economía del país en los distintos sectores, tanto formal pero especialmente informal; es que nuevamente, veo desplomarse mi segunda opción, pero volver a la primera, no es opción, pues, al menos en lo que queda del año, no veo la opción que alguna empresa del rubro que sea desee contratar a una mujer embarazada, y peor aún, por estar dentro de un grupo vulnerable.
Así que mi única otra opción, es replantear nuestro proyecto, ser lo más creativos posibles (lo más creativos que hayamos podido ser en toda nuestra vida) y reestructurarlo, quizás no empezar desde cero, o si fuese necesario hacer borrón y cuenta nueva, y empezar literalmente desde cero, (cosa que no es tan sencilla psicológicamente, por los avances y la inversión ya realizada)… aún no lo sabemos, y es que en éste momento ya no soy tan positiva sobre el futuro económico no sólo del país, sino también de quienes serían nuestros potenciales clientes, que son quienes realmente generarán nuestros ingresos...
Sé que podemos reestructurar nuestro proyecto, manteniendo la visión de apoyar al crecimiento personal y profesional, pero tengo bloqueo creativo… y en éste momento, me siento perdida y no sé por dónde empezar…